
06 Ene Turquía, cruce de culturas
Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín […] y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul. El pirata del poema de Espronceda no sé si era mochilero o turista, pero lo que está claro es que estaba en el Bósforo. Ese mítico estrecho que separa Asia de Europa y que deja Estambul al frente actuando como un imán imposible de evitar si se anda por la zona. Por eso, Turquía es un cruce de culturas.
El pirata del poema de Espronceda no sé si era mochilero o turista, pero lo que está claro es que estaba en el Bósforo.
El pirata no sé como tendría los papeles, pero cualquiera de nosotros solo necesita tener el pasaporte en regla con una caducidad superior a 6 meses y pagar la tasa de entrada al llegar al aeropuerto. Pero no hay que hacer ningún visado previo si vamos a estar menos de 90 días, nosotros estuvimos 15. Tiempo suficiente para hacerte una muy buena idea del país, pero siempre nos quedamos cortos, por lo que si tienes más días, no dudes en ir más tiempo, no te arrepentirás.

Atardecer en el Bósforo, Estambul
Por seguir con la metáfora, seguro que en los tiempos de los piratas Turquía era bastante peligrosa por aquello de los sabotajes, los asesinatos y los robos, ahora está más tranquila. Pero es un destino en el que hay que tener cuidado porque ya se han registrado varios atentados contra focos turísticos. Luego hay que evitar las aglomeraciones y no llamar mucho la atención.
Ya bajados del barco pirata, lo primero que encontramos es Estambul, ciudad que no duerme que merece, por lo menos, un texto específico para profundizar más en ella, algo que tienes en este enlace. Pero ya os adelantamos que fascina a cada paso que se da, tiene magia, fuerza y vida para 15 poemas más.
Estuvimos 15, tiempo suficiente para hacerte una muy buena idea del país, pero siempre nos quedamos cortos. Por lo que si tienes más días, no dudes en ir más tiempo, no te arrepentirás.
La siguiente parada tras enamorarnos de Estambul fue Capadocia (donde llegamos en un bus nocturno muy cómodo). Éste curioso territorio lo abordamos desde Goreme, pueblito que establecimos como campo base y desde el que nos movimos por la zona en una motillo con más intención que fuerza. En Goreme nos quedamos en un hostel de los muchos que hay horadados en la roca. Una experiencia muy gratificante y contra todo pronóstico bastante cómoda y fresca, porque en pleno mes de julio esa zona es un horno. Aquí os lo contamos mejor.
Como decíamos, con la motillo te vas moviendo por todo lo visitable de la zona, que es Patrimonio de la Humanidad, al igual que con Estambul. Os tenemos peparado un post específico sobre esta zona del centro del país que a todo el que la visita le enamora y le fascina por lo rara que es y porque terminas pensando en como el ser humano ha ido eligiendo y porqué donde vivir y siempre, aunque tu no te lo creas, hay motivos.

En la motillo, en Capadocia, Turquía
En otro autobús, aunque no nocturno, nos fuimos rumbo a la playa, no teníamos mucho tiempo y siempre que hay un mar con unos azules turquesa cerca nos cegamos y queremos explorarlo cuanto antes. Llegamos a Olympus, pueblito costero con una playa medio decente, pero que no era lo que estaba en nuestras cabezas. Lo que habíamos visto y nos había cegado era el azul de Ölüdeniz, donde fuimos en una furgonetilla en un viaje largo (unas 5 horas) y pesado y al llegar nos empezamos a llevar los chascos. El azul del mar era real, pero todo lo que rodeaba el emplazamiento nos echaba para atrás y sólo queríamos estar en el agua a remojo, nos explicamos.
Se ve que el pirata de Espronceda no colonizó esta zona con tanta fuerza como lo han hecho los ingleses, que han poblado el entorno a su manera, tipo rincón de Lois en Benidorm o Los Cristianos en Tenerife.
Se ve que el pirata de Espronceda no colonizó esta zona con tanta fuerza como lo han hecho los ingleses, que han poblado el entorno a su manera, tipo rincón de Lois en Benidorm o Los Cristianos en Tenerife. No tengo nada contra ellos, pero no me gusta como veranean, importando sus costumbres, sus happy hours, sus fish and chips y sus bares con mil pantallas con todo tipo de deportes y la música a todo trapo. En esos momentos tuvimos una de esas “crisis” de viaje que normalmente se suelen resolver de la mejor manera siempre que se use la cabeza y se tenga un poco de calma.

De crucero por la costa de Turquía
Resulta que en Olympus habíamos visto un crucerito que recorría la costa turca durante 4 días y 3 noches y que habíamos desechado porque costaba unos 230 euros (año 2012) y porque estábamos obsesionados con Ölüdeniz. Total, que decidimos hacer el crucerito en velero y sin duda, fue la mejor decisión del viaje, una auténtica pasada que os contamos en éste post específico. Pero que no dudéis en hacer porque las playas de Turquía carecen de arena, son más bien de piedras y en verano es abrasador por lo que no se está cómodo tumbado a la bartola.
Decidimos hacer el crucerito en velero y sin duda, fue la mejor decisión del viaje
Y tras el crucero, nos volvimos hacia Estambul, pero no como el pirata en barco, volvimos en bus nocturno y pasamos un par de días más en una ciudad que enamora. Muchas cosas se nos quedaron en el tintero, como Pamukkale, pero 15 días dan para lo que dan, porque Turquía tiene mucho, por aquello de ser un cruce de culturas.
Nosotros fuimos en verano y la verdad es que pudimos disfrutarlo, pero quizá hay otros dos meses en los que llegar a la perfección, aquí os recomendamos cuándo ir.
Aquí te ha contado un poco del viaje, pero si tienes dudas, no dudes en pregunta aquí.